martes, 6 de marzo de 2012

Only.

No te pido que me prometas un beso desde el último piso de la Torre Eiffel ni una foto en Machu Pichu. Tampoco te pido que nos apuntemos a clases de buceo para ayudar limpiando los mares con Green Peace. Tampoco te pido un loft en medio de Nueva York, ni un palecete de Madrid, o una casa de diseño ni en un remoto barrio de Andalucía. No te pido la tele más grande que haya salido al mercado, ni un colchón que nos haga dormir más plácidamente cuando tan solo dormimos. No te pido ni un tablet con internet para cada vez que salga de casa ni ningún tipo de tecnología en 3D. Tampoco te pido que me lleves a restaurantes en los que ni un plato de la carta baje de cincuenta euros y además sean del tamaño de una comida de Ferran Adrià. Tampoco te pido que tengamos un clásico Mercedes o un brillante BMW. Tampoco te pido que nos casemos en una playa de Hawaii, incluso me basta con el terreno de mi casa del campo. Me bastas tú. Me has bastado tú para enseñarme todas esas cosas que no necesito para ser feliz. Porque siempre piensas que tu sueño es ir alrededor del mundo y vivir en una preciosa casa, cuando no te sirve de nada si no tienes con quién compartirlo. Así que me basta con tenerte a ti dentro de un Seat de segunda mano, en un pisito de una calle en la isla y comer en nuestra cocina comida congelada. Me basta con tener la tele de la vieja casa de tus padres, y sobre el colchón, como si dormimos en un sofá cama. Me basta con aprender italiano a través de YouTube en vez del caro curso de buceo, y tener una foto contigo sentados en la cama de nuestro minidormitorio y el beso, con que me beses paseando de la mano por un parque no necesito más. No mientras sea contigo.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.