lunes, 17 de junio de 2013

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El tiempo y la distancia se han dedicado a joder muchas cosas bonitas. Así, de repente, un 21 de noviembre, un día cualquiera , te das cuenta de cuánto ha llovido, y de cuántas cosas ha arrastrado la lluvia. Te das cuenta de lo cambiados que estamos; de lo corroídos y distorsionados que hemos quedado. Ya no sonreímos igual, ni siquiera lloramos como antes. No,y ya sólo cerramos los ojos con la esperanza de volver, aunque sea unos segundos, a aquellos días en los que lo hacíamos todo juntos: paseos, comidas los domingos, cenas cualquier dia de la semana, los días de playa en verano... Siempre digo que sería bueno olvidar pero en este caso, hay cosas, recuerdos, que siguen manteniéndonos vivos. Y gracias.

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