martes, 29 de marzo de 2011

83.

Eso de que los bebos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me sé desde el día que me dio dos y me dijo su nombre. Así que supondras que soy la primera que entiende que pierdas la cabeza por su sonrisa y el sentido por sus palabras. Que yo conozco su voz en formato susurro y en formato gemido, en formato secreto y formato suspiro. Me sé sus cicatrices y el sitio que le tienes que tocar para conseguir que se ría. Y me sé lo de sus rodillas, y la cantidad de secretos que se esconden bajo su camisa.
No solo conozco su última pesadilla, si no tambien las mil anteriores, y yo si que no tengo valor de decirle que no a nada, por que tengo más deudas con su espalda de las que nadie tendrá jamás con la luna. Lo he visto volar por encima de promesas que valían más que nada, y lo he visto hacerle la competencia a cualquier amanecer por la ventana.




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